sábado, 1 de agosto de 2009

La elegancia del erizo




Hay varias cosas que me gustaría resaltar de esta obra. Lo primero que me gusta del libro es que está salpicado de haikus...y no sólo eso, todo el tiempo hace mención a la forma de ver la belleza desde el punto de vista japonés:
La ceremonia del té, la perfección de una porcelana, las camelias sobre el musgo...he encontrado una definición de haiku muy auténtica de la autora, es la siguiente: "Un haiku es: "La contemplación de la eternidad en el movimiento mismo de la vida."
Otra cosa que me fascina es la aguda observación de Muriel sobre el movimiento, cómo describe en ocasiones la cadencia del mismo como una danza, en escenas cotidianas de personajes corrientes. (Estoy segura que Muriel ha hecho ballet, cosa por lo demás bastante habitual en Francia).
O también la exaltación del deportista que se centra en si mismo en lugar de emitir señales de ataque y logra la victoria, esa es una parte de la filosofía japonesa que deriva de la meditación zen y lo describe maravillosamente en "El diario del movimiento del mundo" Me fascinó también la forma en que habla de el "sepukku" que nosotros llamamos vulgarmente Hara kiri. Todo el proceso es de un valor escalofriante. Antes de practicarse el sepukku, los japoneses escribían un último haiku de despeddia en su abanico de guerra y se envolvían las manos en papel de arroz para no mancharse de sangre pues se consideraba deshonroso.
La forma en que la autora habla de rescatar la vida de la muerte a través del Arte, requeriría todo un comentario único, por eso lo dejo para más adelante.
Por otro lado cita en un momento dado el "Kairós" o momento oportuno, ese momento de gracia que a veces decide un destino y eso podría enlazarse con el sentido del tiempo constructivo,(al que hace referencia a través del juego del go) tan de moda ahora en la psicología gestalt de vivir el presente, estar aquí y ahora.
Sin embargo Muriel escribe un haiku: "Si olvidas el futuro, pierdes el presente", y lo hace para encabezar un soberbio capítulo sobre la muerte en sentido constructivo cuando dice: "Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora, es construir algo ahora, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Escalar paso a paso cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad." Elogio de los japoneses o crítica de nuestra cultura occidental que vive completamente de espaldas a la vejez y a la muerte.
En otro orden de cosas, es genial el texto en que define la Literatura comparándola son los segadores...."Cuando las líneas se convierten en demiurgo de si mismas, cuando asisto, como una maravillosa inconsciencia, al nacimiento sobre el papel a frases que escapan a mi voluntad e, inscribiéndose ajenas a ella en el papel, me enseñan lo que no sabía ni creía querer, gozo de este alumbramiento sin dolor, de esta evidencia no concertada, de seguir sin esfuerzo ni certeza, con la felicidad del asombro sincero, una pluma que me guía y me arrastra."
Desde la filosofía profunda, conviene al igual que los nuevos sabios de Occidente en la conciencia superior que observa a nuestro yo más primario. "A veces, sin embargo la vida se nos antoja una comedia fantasma.Como sacados de un sueño nos observamos actuar helados al constatar el gasto vital de energía que requiere el mantenimiento de nuestros requisitos primtivos...."
Creo además, que como buena francesa, Muriel domina el sentido de la elegancia, (la verdadera elegancia) así escribe: "Manuela es una mujer que merece nuestras reverencias y nuestros aplausos......¿Qué es una aristócrata? Una mujer que escapa a la vulgaridad, aún cuando ésta la acecha por todas partes." Y finalmente Muriel hace referencia a un principio esotérico, la importancia del nombre. Renée no existe hasta que es nombrada. Su existenca comienza cuando su maestra, en la escuela, la llama por primera vez.
En el capítulo en que habla sobre las puertas correderas nos da una espléndida clase de Feng Shui, diserta sobre la armonía de los espacios y la forma en que ésta se resquebraja sinplemente por abrir una puerta. En el capítulo 'hermanas', hace una magistral exposición de lo que en psicología gestalt se denomina 'Constelación familiar', cuando habla del trauma de Renée por la muerte de su hermana. Toda la obra está escrita en un lenguaje sencillo aunque no simple que roza en muchas ocasiones la prosa poética y por otro lado muy bien organizado en diversos capítulos agrupados con un título común. Y la final la autora nos sorprende con un desenlace absolutamente romántico, la muerte de la protagonista después de haber conocido el amor, después de ser rescatada de su oscura vida, pero sin haber consumido este amor, Ella lo ha conocido, ya puede morir tranquila, no quiere esperar al desarrollo de este amor, no quiere exponerse a su final, se va en el momento en que su relación es como el capullo de una rosa recién abierto, y ya tiene bastante. Para no dejarnos un sabor de luto al mismo tiempo Muriel rescata a Paloma, la rebelde adolescente, de un sombrío estado cercano al suicidio que a través de la amistad logra encontrar un sentido a la vida, al igual que Paul N^Guyen que vuelve de los abismos de la droga a causa de la belleza de unas camelias.

La lectura me ha inspirado estos haikus:

Golpes de azada.
Los segadores
sudan y callan.


El samurai
escribe el haiku
previo a su muerte.

Su abanico de guerra
reposa abatido.


Pozos sin fondo.
Eludiendo la muerte
por una camelia.


Mila Villanueva

2 comentarios:

  1. Que estupendo comentario Mila, mejoras las sensaciones que saqué del libro cuando lo leí.
    Besos

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  2. Mila, este libro me parece muy interesante. Lo buscaré. Gracias por descubrirlo.

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