“Na distancia”, es un álbum fotográfico, un álbum de recuerdos escritos en forma de haiku. Y es verdad, porque el haiku atrapa los instantes, los momentos cotidianos que, aún repitiéndose diariamente, son distintos y nunca más volverán.
Y te atrapan por eso, porque sus recuerdos cogen de la mano a los tuyos y sin darte cuenta vas pegándolos en el álbum. “Saudade” (Nostalgia), “Xaneiro” (Enero), “O entroido” (El Carnaval), “Ánimas” (Espíritus), “Preamar” (Pleamar), “Por San Xoan” (Por San Juan), “Camiños” (Caminos)… grupos de instantáneas, unas en blanco y negro, otras en color, otras con la fuerza de la nostalgia, y otras con la alegría de reconocer las cosas queridas. Fotos para ser leídas.
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Muy lentamente
se va cociendo el caldo.
Llueve en la calle.
Mila retrata en su libro ese momento que por cotidiano podría pasar desapercibido. Dos ritmos: la cocción del caldo y la cadencia con que cae la lluvia. Ahí está el haiku. La sensación de paz que puede producir este poema, no lo indica la autora, pero subyace entre líneas.
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Mila recorre desde la nostalgia de su tierra, con su lenguaje materno: el gallego, el paisaje natural, humano, cultural… como digo nos lleva de la mano, sin dar más explicaciones recorriendo ese álbum fotográfico. Y curiosamente acaba el libro con el capítulo del Camino. Suele verse el haiku como un camino: haiku no-michi en japonés. Un camino donde despertar los sentidos, posiblemente por su brevedad al haiku lo consideren un camino de vaciamiento, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento, un intento de intentar decir la Nada. En mi opinión Mila ha sabido hacerlo en su libro, nos ha mostrado su interior vaciándose con la sencillez de las 17 sílabas, intentando salirse de ellos sin que la veamos, como se sale de un lugar muy concurrido sin querer que te vean: de puntillas y por el foro.
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No quiero acabar esta selección personal que he hecho de los haiku de “Na distancia” sin uno que desde el día que Mila me leyó quedé prendado de él. Un haiku sencillo, sin ambiciones, que relata una escena llena de cotidianidad, y quizá por eso retrata lo más básico del ser humano. Y encierra tantas cosas…”
Sencillamente
mi madre da comida
a las gallinas.
Sencillamente, no hay otra cosa que hacer… Hay tanta sabiduría en este haiku.
El personaje central no es la madre, sino la actitud materna, y lo dice todo el primer verso: Sencillamente… ahí está la clave, la piedra angular de este haiku.
Hablemos de amor, realidad o ficción ....
Hace 8 años
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