ESTAMPA
Los días de sol
en invierno
dibujan
una línea de nieve
en tu pupila,
junto a aquel columpio
que titiriteaba
ocioso
al reclamo
de la dicha.
Se enredaba
tu bufanda
al viento
y los botones
refulgían
recién estrenados.
El chocolate caliente
se espesaba despacio
en la sangre
y enrojecía los carrillos
desbordándose
la risa.
A veces la memoria
nos da premios,
como en la tómbola,
para poder dormir
acurrucados
al sol
bajo un árbol
desnudo
y no sentir miedo.
Así hace alusión Amparo, con sencillez y gran belleza a esos pequeños momentos, llenos de gracia, que han ido llenando nuestra vida, conjurando el vacío y deshaciendo el temor.
Un poema que nos acerca a la dicha perdida o por estrenar.
Gracias Mila, no podía ser más bello lo que has escrito. Un besazo.
ResponderEliminarUn premio es leer a Amparo en esta costa y dejarse llevar por el vaivén de los buenos recuerdos.
ResponderEliminarÍntimo espacio donde volver al calor.