En esta mañana en que veo desfilar sobre todo a las mujeres, cargadas con flores hacia el cementerio, me invade un tanto la melancolía. Todo parece tener un hálito de despedida. Vivimos en continuas y sucesivas separaciones, a cada minuto sucede una pequeña muerte. El presentimiento de lo que nos va a faltar es como un soplo, como algo que nos envuelve y nos da su último adiós. Puedo reconocerlo.
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CUANDO EL BÚHO CANTA A MEDIANOCHE.
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Reconozco el beso de la muerte.
Reconozco el beso de la muerte.
Guarda algo de sobresalto entre los labios
Unas veces te asalta,
quizás,
en un semáforo
otras
lo ves sonreír, tras las ventanas
y es en ocasiones impensable,
previsto en algún lugar insondable.
Sólo al volver de las esquinas
te das cuenta que es el último
y no tuvo un preludio de rosas
ni le sigue un cortejo de crisantemos.
MV
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