Tras mi ventana ya no se escucha el delirio del tráfico. Gravita en el aire una extraña calma. Han enmudecido las cigarras que cantaban anoche y tampoco hoy hay trinos de pájaros ni vuelo de gaviotas. No se mecen los áñamos ni hay susurro de palmeras. Los estudiantes han regresado a sus casas. Es un domingo quieto, tampoco pasea nadie en bicicleta o juega con su perro y el estridente sonido de las obras ha concedido una tregua.
Quizá es el instante de encontrar la Presencia.
Y ahora nada más
ya sólo quiero
estar conmigo a solas.
Condensarme entre los límites
que abarcan mi contorno,
recogerme en las paredes de mi carne
establecer la estrategia del silencio
y adensar esta tregua entre mis manos.
Reconozco mi yo y lo circundo.
Soy el aire que reside en mi caja torácica
soy el canto que entonan mis entrañas
soy átomo,
soy célula,
soy embrión
la parte ínfima de un universo inabarcable
y soy también
la plenitud abarcándome.
Mila Villanueva.
Hablemos de amor, realidad o ficción ....
Hace 8 años
Genial ese camino hacia dentro desde la prosa al verso y, desde dentro, comulgar con todo lo que nos rodea. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi el mes de agosto te inspira este poema, qué nos traerá octubre cuando la nostalgia de la luz estival llame a tu ventana.
ResponderEliminarMila, eres única, siempre sabes sacar provecho al verano.
Un beso.
Gloria
Muchas gracias a ambos y esperemos qu eel otoño llegue lleno de palabras desnudas.
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