sábado, 7 de agosto de 2010

Silencioso Agosto.

Tras mi ventana ya no se escucha el delirio del tráfico. Gravita en el aire una extraña calma. Han enmudecido las cigarras que cantaban anoche y tampoco hoy hay trinos de pájaros ni vuelo de gaviotas. No se mecen los áñamos ni hay susurro de palmeras. Los estudiantes han regresado a sus casas. Es un domingo quieto, tampoco pasea nadie en bicicleta o juega con su perro y el estridente sonido de las obras ha concedido una tregua.

Quizá es el instante de encontrar la Presencia.

Y ahora nada más
ya sólo quiero
estar conmigo a solas.
Condensarme entre los límites
que abarcan mi contorno,
recogerme en las paredes de mi carne
establecer la estrategia del silencio
y adensar esta tregua entre mis manos.

Reconozco mi yo y lo circundo.

Soy el aire que reside en mi caja torácica
soy el canto que entonan mis entrañas
soy átomo,
soy célula,
soy embrión
la parte ínfima de un universo inabarcable
y soy también
la plenitud abarcándome.

Mila Villanueva.

3 comentarios:

  1. Genial ese camino hacia dentro desde la prosa al verso y, desde dentro, comulgar con todo lo que nos rodea. Enhorabuena.

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  2. Si el mes de agosto te inspira este poema, qué nos traerá octubre cuando la nostalgia de la luz estival llame a tu ventana.
    Mila, eres única, siempre sabes sacar provecho al verano.
    Un beso.
    Gloria

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  3. Muchas gracias a ambos y esperemos qu eel otoño llegue lleno de palabras desnudas.

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