Ayer mismo un amigo me contó una historia que protagonizó su padre, un jubilado. Más de uno la conocerá porque ha sido fenómeno mediático durante una semana y portada de algún periódico diciendo: "No soy un hÈroe…" . El padre de Edu viajaba con sus nietos en un avión de una gran compañía. En Alemania sus maletas no aparecen. Al dÌa siguiente y con dificultad, pone una reclamación aportando un tÌquek de 11,44 euros. por los gastos ocasionados. Ya en casa reclama además sus correspondientes dos dÌas de extravÌo y se encuentra con que solo le envÌan un talÛn de 11 euros. Resumiendo, después de dos años de juzgados y ser ignorado por la compañía, acabó recibiendo sus 300 euros después de que apareciera en los medios de todo el paÌs la noticia, de un jubilado que embargaba un avión.
Esta historia se puede contemplar desde distintos enfoques, por ejemplo el del hÈroe bÌblico, -David contra Goliat- o el socio polÌtico, es decir, el derecho y las libertades si no las ejercemos se nos mueren de aburrimiento. Pero me gustaría verlo desde un ángulo más intemporal, o global, o marciano si queréis. El detonante de la historia son los 44 céntimos de euro, que alguien de la gran compañía por negligencia o más bien "mala leche" no entrega. Esta "minúscula" acción, provoca una reacción emocional – justiciera y cargada de razón – poniendo en marcha tesones, voluntades y toda la maquinaria siguiente. Este esquema se repite como la misma historia: una emoción, crea un pensamiento, que genera una acción, provocando una reacción de efecto multiplicador con reacciones en cadena.
De la Biblia aprendimos que "el principio fue el verbo…" o sea, el pensamiento verbalizado, la energÌa creativa. Así pues, creo que en realidad somos "pilas" de energÌa de un gran potencial, que canalizándola con creatividad y constancia en una dirección, podemos generar reacciones en cadena con efecto multiplicador. Cada uno de nosotros "pobres mortales" con nuestro libre albedrÌo y energÌa creativa podemos ser auténticas armas de destrucción masiva o generadores de felicidad.
Detenerse y observar lo que pasa por nuestro cuerpo y nuestra mente, es un ejercicio interesante para conocerse a si mismo, esta es nuestra gran responsabilidad.
Cándido P. Solaz para DEV
Hablemos de amor, realidad o ficción ....
Hace 8 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario